Misa de Hoy - Domingo 3 de Diciembre
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Oración Inicial - Mes de María
¡Oh María!, durante el bello mes a ti consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo, y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes. Hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Estas son las que tú esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden depositar a sus pies, es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas aun la sombra misma del mal.
La rosa, cuyo brillo agrada a tus ojos, es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos, pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia, cuya Madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal. En este mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.
¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y la mejor de las madres. Amén.
Procesión de Entrada: Canten con Gozo
Canten con gozo, con ilusión,
ya se acerca el Señor.
Les anunciamos el gozo de Adviento
con la primera llama ardiendo;
se acerca ya el tiempo de salvación,
dispongamos, la senda al Señor.
Acto Penitencial
Señor, Señor, Señor ten piedad.
Señor, Señor, ten piedad.
Cristo, Cristo, Cristo ten piedad.
Cristo, Cristo ten piedad.
Señor, Señor, Señor ten piedad.
Señor, Señor ten piedad.
Salmo Responsorial
Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.
Aclamación después del Evangelio
Gloria y honor a ti, Señor Jesús.
Presentación de los Dones: Sabemos que vendrás
Por este mundo que Cristo nos da
Hacemos la ofrenda del pan,
El pan de nuestro trabajo sin fin
Y el vino de nuestro cantar.
Sabemos que vendrás, sabemos que estarás,
partiendo a los pobres tu pan (bis)
La sed de todos los hombres sin luz,
la pena y el triste llorar,
el hambre de los que mueren sin pan,
cansados de tanto esperar.
Traigo ante ti nuestra justa inquietud:
Buscar la justicia y la paz.
En la patena de nuestra oblación,
Acepta la vida, Señor.
Santo
Santo es el Señor del Universo,
Llenos están los cielos y la tierra de tu Gloria
Hossana en lo mas alto de los cielos, Santo.
Santo, Santo es el Señor,
Santo, Santo es el Señor.
Santo es el señor del Universo,
Llenos están los cielos y la tierra de tu Gloria
Bendito es el que viene en el nombre del Señor.
Padre Nuestro
Padre Nuestro Tú que estás
En los que aman la verdad.
Haz que el Reino que das tú, Señor
Llegue pronto a nuestro corazón
El amor que Tu Hijo nos dejó
Ese amor esté ya con nosotros.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo,
Santificado sea tu nombre,
Venga a Nosotros tu Reino,
Hágase tu voluntad aquí en la Tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
no nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal.
En el pan de la unidad
Cristo danos Tú la paz
Y olvídate de nuestro mal
Si olvidamos el de los demás
No permitas que caigamos en tentación
¡Oh, Señor! Ten piedad de nosotros
Ten piedad del mundo.
Cordero de Dios
Cordero de Dios, cordero de Dios,
Tu que quitas el pecado del mundo
Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, cordero de Dios,
Tu que quitas el pecado del mundo
Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, cordero de Dios,
Tu que quitas el pecado del mundo
Danos la paz, danos la paz.
CONFIRMACIÓN
Secuencia de Pentecostés
Ven oh Santo Espíritu y envíanos tu luz.
Tú serás la claridad que inunde el corazón.
Padre de los pobres, ven a enriquecer
te lo suplicamos, todo nuestro ser.
Tú eres quien consuela amigo siempre fiel.
Tregua en el trabajo brisa en el calor.
Tú eres el descanso, la ponderación.
Cuando viene el llanto, la consolación.
Eres luz hermosa que regala amor.
No nos abandones Espíritu de Dios.
Sana las heridas, limpia el corazón.
Dale tú el calor y oriéntalo.
Con tus siete dones ven, repártelos.
Tu bondad, tu gracia nos den inspiración.
Salva al que busca la salvación.
Danos alegría. Amén, aleluya
Ven oh Santo Espíritu y envíanos tu luz.
Tú serás la claridad que inunde el corazón.
COMUNIÓN
Un Pueblo que Camina
Un pueblo que camina por el mundo,
Gritando ¡Ven Señor!
Un pueblo que busca en la vida,
la gran liberación.
Los pobres siempre esperan el amanecer
Un día más justo y sin opresión,
Los pobres hemos puesto la esperanza en ti
Liberador.
Salvaste nuestras vidas de la esclavitud,
Esclavos del rey sirviendo en el temor
Nosotros hemos puesto la esperanza en ti
Dios del amor.
El mundo por la guerra sangra sin razón
Familias destrozadas buscan un hogar,
El mundo tiene puesta su esperanza en ti
Dios de la paz.
Oye, Padre
El pueblo gime en su dolor: Ven y sálvanos.
A Dios levanta su clamor: Ven y sálvanos.
Oye, Padre, el grito de tu pueblo.
Oye, Cristo, ven y sálvanos.
El pueblo está en la esclavitud: Ven y sálvanos.
El pueblo clama libertad: Ven y sálvanos.
Jesús será el liberador: Ven y sálvanos.
Su brazo es fuerza del Señor: Ven y sálvanos.
El pueblo empieza a caminar: Ven y sálvanos.
Vencida queda la opresión: Ven y sálvanos.
La marcha es dura, ciega el sol: Ven y sálvanos.
Se acerca ya la redención: Ven y sálvanos.
Maranathá
Me miras desde el silencio de la cruz
y tu Palabra resuena en mi corazón, Señor.
¿También ustedes se irán?,
¿también me abandonarán?
¿A quién iremos, Señor, si sólo tú
tienes palabras de vida eterna,
palabras de vida eterna?
Entonces, ¿a qué tememos cuando el dolor
toca a la puerta y nuestros ojos olvidan la paz?
Bienaventurado, tú, que lloras;
que un día en mi casa mi Padre enjugará
todas aquellas lágrimas, él te consolará.
Y ese día, al fin, será la paz
y el tiempo de fraternidad;
y el mundo viejo habrá pasado ya
y con él los sufrimientos;
y Dios alumbrará todos los corazones,
Señor, Maranathá (bis).
Procesión de Salida: El Reino de la vida
Hemos celebrado ya la cena,
Hemos compartido la esperanza.
Vamos a la vida en la confianza,
Que el amor redime nuestras penas.
Vamos a anunciar esta alegría
Que Jesús sanó nuestras heridas
Vamos a entregar el pan a todos,
Vamos, trabajemos codo a codo
Que ha llegado el Reino de la vida.
Cristo con nosotros cada día
Juntos en trabajos y descanso
Surge de esta mesa y este canto
libre nuestra suerte compartida.
Esta acción de gracias se reparte
Con nosotros a todos los hombres
Nos convoca en favor de los pobres:
Alimenta a los que sufren hambre.
A María: VENID Y VAMOS TODOS
Venid y vamos todos
Con flores a María,
Con flores a María,
Que Madre nuestra es.
Venid y vamos todos
Con flores a María,
Con flores a María,
Con flores a María,
Con flores a María,
Que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes,
Purísima doncella,
Más que la luna, bella,
Postrados a tus pies
Postrados a tus pies
A ofrecerte venimos
Flores del bajo suelo,
con tanto amor y anhelo,
Señora, tú lo ves,
Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos,
Si cándidas te placen,
Las que en la gloria nacen,
En cambio, tú nos des,
En cambio, tú nos des.
Oración Final - Mes de María
¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte, con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de serte agradables y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.
Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error. Que vuelvan hacia Él, y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará Su corazón y el tuyo. Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanzas para el porvenir. Amén.